La diferencia entre la operación real y la idea puede ser mayor de lo que imaginas.
Al observar el mercado, me siento como un dios de las acciones: tengo una claridad de pensamiento tal que puedo trazar el gráfico de velas, identificar claramente los niveles de soporte y resistencia, e incluso puedo "predecir" el próximo movimiento de los grandes jugadores.
Al llegar al mercado real, uno se queda atónito: claramente cumple con la señal de compra, pero las manos parecen pegadas y no se atreven a hacer clic; después de mucho esfuerzo para abrir una posición, cualquier fluctuación provoca el deseo de cortar pérdidas; incluso si se mantiene la posición, a menudo se está atrapado en la indecisión de "¿debo tomar ganancias o esperar un poco más?", viendo cómo las ganancias se desvanecen.
La idea es hacer una simulación desde la perspectiva de Dios, ignorando la mayor variable: la "naturaleza humana". Sabes que "si se rompe el soporte, debes detener las pérdidas", pero cuando llega ese momento, siempre hay una esperanza de "quizás pueda rebotar"; entiendes que "la tendencia es el rey", pero no puedes evitar que las fluctuaciones a corto plazo te desvíen del ritmo.
La diferencia entre los expertos y los principiantes no radica en tener ideas más precisas, sino en la capacidad de llevar el 80% de esas ideas a la acción en el mercado real. Después de todo, el mercado nunca paga por "tener la razón", solo reconoce a quienes "lo hacen".
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La diferencia entre la operación real y la idea puede ser mayor de lo que imaginas.
Al observar el mercado, me siento como un dios de las acciones: tengo una claridad de pensamiento tal que puedo trazar el gráfico de velas, identificar claramente los niveles de soporte y resistencia, e incluso puedo "predecir" el próximo movimiento de los grandes jugadores.
Al llegar al mercado real, uno se queda atónito: claramente cumple con la señal de compra, pero las manos parecen pegadas y no se atreven a hacer clic; después de mucho esfuerzo para abrir una posición, cualquier fluctuación provoca el deseo de cortar pérdidas; incluso si se mantiene la posición, a menudo se está atrapado en la indecisión de "¿debo tomar ganancias o esperar un poco más?", viendo cómo las ganancias se desvanecen.
La idea es hacer una simulación desde la perspectiva de Dios, ignorando la mayor variable: la "naturaleza humana". Sabes que "si se rompe el soporte, debes detener las pérdidas", pero cuando llega ese momento, siempre hay una esperanza de "quizás pueda rebotar"; entiendes que "la tendencia es el rey", pero no puedes evitar que las fluctuaciones a corto plazo te desvíen del ritmo.
La diferencia entre los expertos y los principiantes no radica en tener ideas más precisas, sino en la capacidad de llevar el 80% de esas ideas a la acción en el mercado real. Después de todo, el mercado nunca paga por "tener la razón", solo reconoce a quienes "lo hacen".