Así que el presidente Bukele ha firmado su proyecto de ley de impuestos tecnológicos. He estado siguiendo esto desde marzo y, francamente, soy escéptico sobre todo esto.
La legislación elimina completamente los impuestos sobre la renta, la propiedad y las ganancias de capital para la innovación tecnológica en El Salvador. Suena revolucionario, ¿verdad? Pero déjame decirte lo que realmente pienso: esto se siente como otro movimiento llamativo del manual político de Bukele.
Pasé tiempo analizando el documento de 11 páginas. Habla en grande sobre "fortalecer la competitividad" y "promover la innovación" - las típicas palabras de moda del gobierno que a los políticos les encanta lanzar. El Ministerio de Economía lo regulará, ofreciendo reducciones fiscales y otros vagos "incentivos" para el desarrollo tecnológico.
El proyecto de ley promete todo: desarrollo de microelectrónica, fabricación de semiconductores, materiales avanzados, programas educativos... ¡Pero, ¿dónde está la infraestructura para apoyar esto? ¿Dónde está el ecosistema tecnológico existente? ¡No puedes simplemente conjurar Silicon Valley de la nada eliminando impuestos!
Mirando esto desde dentro del sector tecnológico, no veo cómo El Salvador de repente se convierte en una potencia manufacturera de tecnología en América Latina solo porque los impuestos desaparecen. El país carece de la base educativa, la mano de obra calificada y la infraestructura tecnológica necesarias.
Sospecho que esto se trata más de atraer negocios de criptomonedas que de una verdadera innovación tecnológica. Bukele ha estado promoviendo su agenda cripto con fuerza, y esto parece ser otro paso en esa dirección.
El Ministerio de Finanzas obtiene poderes de ejecución: emitirán "Acuerdos de Calificación" y realizarán inspecciones. Pero los detalles de implementación son frustrantemente vagos. ¿Quién califica? ¿Qué industrias específicas? El diablo está en los detalles, que parecen convenientemente ausentes.
No me malinterpretes: reducir las barreras para la innovación tecnológica no está mal. Pero esto se siente más como un teatro político que como una política económica reflexiva. El Salvador enfrenta enormes desafíos más allá de las tasas impositivas: violencia, corrupción, educación inadecuada, infraestructura deficiente.
¿Esta ley hará alguna diferencia real? No estoy conteniendo la respiración. Pero supongo que veremos si la jugada fiscal de Bukele da sus frutos o simplemente agrega otro capítulo a su libro de jugadas populista.
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La Revolución Fiscal Tecnológica de El Salvador: ¿Movimiento Audaz o Teatro Político?
Así que el presidente Bukele ha firmado su proyecto de ley de impuestos tecnológicos. He estado siguiendo esto desde marzo y, francamente, soy escéptico sobre todo esto.
La legislación elimina completamente los impuestos sobre la renta, la propiedad y las ganancias de capital para la innovación tecnológica en El Salvador. Suena revolucionario, ¿verdad? Pero déjame decirte lo que realmente pienso: esto se siente como otro movimiento llamativo del manual político de Bukele.
Pasé tiempo analizando el documento de 11 páginas. Habla en grande sobre "fortalecer la competitividad" y "promover la innovación" - las típicas palabras de moda del gobierno que a los políticos les encanta lanzar. El Ministerio de Economía lo regulará, ofreciendo reducciones fiscales y otros vagos "incentivos" para el desarrollo tecnológico.
El proyecto de ley promete todo: desarrollo de microelectrónica, fabricación de semiconductores, materiales avanzados, programas educativos... ¡Pero, ¿dónde está la infraestructura para apoyar esto? ¿Dónde está el ecosistema tecnológico existente? ¡No puedes simplemente conjurar Silicon Valley de la nada eliminando impuestos!
Mirando esto desde dentro del sector tecnológico, no veo cómo El Salvador de repente se convierte en una potencia manufacturera de tecnología en América Latina solo porque los impuestos desaparecen. El país carece de la base educativa, la mano de obra calificada y la infraestructura tecnológica necesarias.
Sospecho que esto se trata más de atraer negocios de criptomonedas que de una verdadera innovación tecnológica. Bukele ha estado promoviendo su agenda cripto con fuerza, y esto parece ser otro paso en esa dirección.
El Ministerio de Finanzas obtiene poderes de ejecución: emitirán "Acuerdos de Calificación" y realizarán inspecciones. Pero los detalles de implementación son frustrantemente vagos. ¿Quién califica? ¿Qué industrias específicas? El diablo está en los detalles, que parecen convenientemente ausentes.
No me malinterpretes: reducir las barreras para la innovación tecnológica no está mal. Pero esto se siente más como un teatro político que como una política económica reflexiva. El Salvador enfrenta enormes desafíos más allá de las tasas impositivas: violencia, corrupción, educación inadecuada, infraestructura deficiente.
¿Esta ley hará alguna diferencia real? No estoy conteniendo la respiración. Pero supongo que veremos si la jugada fiscal de Bukele da sus frutos o simplemente agrega otro capítulo a su libro de jugadas populista.