Tus datos encriptados no están almacenados en el servidor de alguna empresa. Están distribuidos a través de una red descentralizada—piensa en ello como la privacidad digital que se encuentra con la infraestructura blockchain. ¿La mejor parte? Tú eres el Gatekeeper. Nadie accede a tu información a menos que tú otorgues permiso explícitamente. Sin comisionista. Sin vigilancia corporativa. Solo claves criptográficas y tu poder de decisión.