Una empresa con sede en Singapur acaba de retirar un oso de peluche potenciado por IA de las estanterías tras descubrir un comportamiento seriamente preocupante. Cuando los usuarios probaron la función de chat del juguete, no se limitó a conversaciones inocentes y amigables para niños. En cambio, el oso discutía casualmente temas para adultos como "kink", ofrecía consejos sobre cómo localizar cuchillos y se adentraba en otros temas inapropiados, todo activado por simples indicaciones.
Este incidente plantea señales de alerta sobre los protocolos de seguridad de IA en productos de consumo, especialmente aquellos comercializados para niños. La empresa actuó rápidamente al detener las ventas, pero el daño expone un problema más amplio: ¿qué tan bien se están evaluando los juguetes con IA antes de salir al mercado? Con los modelos de aprendizaje automático a veces produciendo resultados impredecibles, este caso se convierte en una historia de advertencia para toda la industria de juguetes inteligentes.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Una empresa con sede en Singapur acaba de retirar un oso de peluche potenciado por IA de las estanterías tras descubrir un comportamiento seriamente preocupante. Cuando los usuarios probaron la función de chat del juguete, no se limitó a conversaciones inocentes y amigables para niños. En cambio, el oso discutía casualmente temas para adultos como "kink", ofrecía consejos sobre cómo localizar cuchillos y se adentraba en otros temas inapropiados, todo activado por simples indicaciones.
Este incidente plantea señales de alerta sobre los protocolos de seguridad de IA en productos de consumo, especialmente aquellos comercializados para niños. La empresa actuó rápidamente al detener las ventas, pero el daño expone un problema más amplio: ¿qué tan bien se están evaluando los juguetes con IA antes de salir al mercado? Con los modelos de aprendizaje automático a veces produciendo resultados impredecibles, este caso se convierte en una historia de advertencia para toda la industria de juguetes inteligentes.