Un ejecutivo del sector vinícola que conozco dijo recientemente algo que se me quedó grabado: "Los paisajes de los que hemos dependido durante generaciones están cambiando de forma fundamental". Y sinceramente, no se equivoca. Agricultores de todo el mundo están luchando contra sequías brutales, perdiendo acceso a los embalses y ahogados por facturas de energía que se han disparado desde que comenzó aquel conflicto en Europa del Este. Es increíble cómo el caos geopolítico repercute en industrias en las que nunca pensarías, incluidos los viñedos. La presión de los costes es real y está transformando cadenas de suministro enteras.