La verdad, la situación actual del mercado laboral en Estados Unidos da un poco de miedo.

Hasta noviembre de este año, el número de despidos planificados a nivel nacional ya se ha disparado a 1,17 millones. ¿Qué significa esto? Un aumento directo del 54% respecto al año pasado, alcanzando el pico más alto de los últimos cinco años. Es la primera vez que vemos cifras tan duras desde la pandemia en 2020. Solo en noviembre se eliminaron más de 70.000 puestos de trabajo; aunque es la mitad que en octubre, sigue siendo un 24% más que el año pasado. Verizon despidió de golpe a 13.000 personas, y grandes empresas como Google, Microsoft y Tesla también están en la lista; los sectores de tecnología, retail y manufactura están “adelgazando” en todos los frentes.

¿Por qué tantos despidos? Tres motivos principales: la IA empieza a quitar empleos, los puestos básicos están siendo reemplazados por la tecnología; la política arancelaria ha revuelto toda la cadena de suministro; y las propias empresas están reestructurando y optimizando costes. El resultado es que la voluntad de contratar se ha desplomado hasta el fondo: en noviembre solo hubo 90.000 planes de contratación, la cifra más baja de la historia.

Los datos no mienten: la tasa de desempleo ya ha subido al 4,2%, medio punto más que el año pasado, con 800.000 desempleados más. Este círculo vicioso de “aceleración de despidos y congelación de contrataciones” deja las bases económicas con un aspecto realmente feo.

Para colmo, la inflación sigue atascada en el 3% y no baja. Ahora el mercado está apostando frenéticamente a que la Reserva Federal bajará los tipos de interés 25 puntos básicos en diciembre: según datos de CME, la probabilidad ya se ha disparado al 87%, y firmas como Goldman Sachs también claman por una bajada de tipos. Si se confirma, sería la tercera inyección de liquidez del año, tras las de septiembre y octubre.

¿Y qué significa esto para el mercado? Debilidad en el empleo, políticas monetarias expansivas e inflación persistente: con esta triple combinación, la lógica de los activos refugio se fortalece enormemente. Ya habéis visto el rendimiento del oro últimamente; superar los 4.300 dólares este mes es prácticamente un hecho. Para el mercado cripto, este entorno macroeconómico también merece mucha atención, porque cuando se dispara el sentimiento de aversión al riesgo, toda la lógica de valoración de los activos de riesgo puede cambiar.