Más de un millón de trabajadores han perdido su empleo este año. Esa es la cifra que acaba de publicar una importante consultora.

¿Qué está impulsando esta oleada? Destacan tres grandes culpables:

En primer lugar, la reestructuración corporativa sigue recortando plantillas mientras las empresas buscan eficiencia. En segundo lugar, la inteligencia artificial ya no es solo una moda: está reemplazando activamente puestos de trabajo en todos los sectores. Y en tercer lugar, los aranceles siguen reduciendo los márgenes, obligando a las empresas a recortar costes donde sea posible.

La magnitud importa. No hablamos de un solo sector afectado. Esto abarca tecnología, manufactura, servicios... lo que se te ocurra. Cuando la presión económica llega desde varios frentes a la vez, los despidos se convierten en la vía de menor resistencia para las direcciones que intentan proteger sus resultados.

Para quienes observan los mercados, este dato señala algo más que tendencias de empleo. Refleja un estrés económico más amplio que repercute en el consumo, el apetito inversor y la tolerancia al riesgo en todas las clases de activos.