Como la segunda mayor moneda de reserva global, el euro ha estado en circulación desde 2002 y ha atravesado tres grandes crisis que han sido capaces de reescribir la historia financiera: la burbuja de las hipotecas subprime en 2008, la posterior crisis de la deuda europea y, en años recientes, la crisis energética. En cada una de ellas, el mercado se ha hecho la misma pregunta: ¿vale todavía la pena invertir en el euro?
En lugar de esperar una respuesta, mejor echemos un vistazo a lo que dice la historia. Analizando el gráfico de la cotización del euro en 20 años y los puntos de inflexión clave en los últimos 10, podemos encontrar pistas de inversión para los próximos 5 años.
Tres momentos emblemáticos en el gráfico de 20 años del euro
Cima de 2008: la burbuja tras 1.6038
En julio de 2008, el euro alcanzó un máximo histórico de 1.6038 frente al dólar, para luego comenzar un largo descenso.
Este pico no fue una prueba de fortaleza, sino una ilusión previa a la crisis. La crisis de las hipotecas subprime en EE. UU. desencadenó una reacción en cadena: evaporación de activos en grandes instituciones financieras, presión sobre el sistema bancario, congelamiento del mercado crediticio. La tormenta en Wall Street, que parecía lejana, se extendió rápidamente a Europa.
Los bancos de la eurozona comenzaron a vender activos para limitar pérdidas, las empresas y consumidores enfrentaron dificultades de financiación, y la economía se desaceleró bruscamente. Para salvar el mercado, el BCE(ECB) se vio obligado a cambiar de subir tasas a bajarlas y a implementar políticas de flexibilización cuantitativa, lo que debilitó directamente la capacidad de compra del euro. Peor aún, la crisis reveló problemas estructurales en Europa: altas deudas en Grecia, Italia, España y otros países, y la etiqueta de las “Cinco Bestias de la Eurozona” generó temor entre los inversores.
El impacto de la crisis en el euro no fue solo una caída temporal en el tipo de cambio, sino una pérdida profunda de confianza.
Rebote de 2017: la oportunidad de recuperación por subvaloración
En enero de 2017, tras casi 9 años de caída continua, el euro tocó fondo en torno a 1.034 y rebotó.
Un mes que parecía tranquilo, en realidad escondía cuatro fuerzas impulsoras:
Mejoría de los datos económicos: la tasa de desempleo en la eurozona había bajado por debajo del 10% a finales de 2016, y el índice de gestores de compras(PMI) en manufactura superó 55, indicando una clara aceleración del sector. Estas señales mostraban que Europa realmente estaba en recuperación.
Cambio político favorable: 2017 fue año de elecciones en Francia y Alemania. El mercado anticipaba que los candidatos moderados pro-europeos ganarían, estabilizando la política de la UE. Además, las negociaciones del Brexit estaban en marcha, con incertidumbre aún por resolver, pero las peores expectativas ya estaban descontadas.
Política estadounidense en incertidumbre: la llegada de Trump generó incertidumbre en las políticas, y los fondos globales dudaron del futuro de EE. UU., desplazando parte del capital hacia activos europeos relativamente seguros.
Razón final — rebote por sobreventa: en comparación con los máximos de 2008, el euro se había depreciado más del 35%. Las expectativas de políticas expansivas se habían asimilado, y tras la caída, una recuperación técnica era inevitable.
En septiembre de 2022: nuevos problemas revelados por un mínimo de 20 años
En septiembre de 2022, el euro tocó 0.9536, el nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008.
La causa de esta caída fue diferente a las anteriores. La guerra entre Rusia y Ucrania estalló, Europa enfrentó una crisis energética, con precios de gas natural disparados, costos industriales en alza y expectativas de recesión que cubrían todo el continente. Al mismo tiempo, la Reserva Federal de EE. UU. subió agresivamente las tasas, alcanzando un índice del dólar en 20 años, ejerciendo una presión absoluta sobre el euro.
Pero también sembró una oportunidad: en julio y septiembre, el BCE subió las tasas consecutivamente, poniendo fin a 8 años de tasas negativas. Con la moderación de los precios energéticos y la disminución del temor a refugios, el euro rebotó desde 0.95.
Los próximos 5 años: ¿podrá el euro recuperar su tendencia alcista?
Para predecir el futuro del euro, hay que vigilar tres variables clave.
Variable 1: ciclo de reducción de tasas de la Reserva Federal
Este es el más importante. A finales de 2023, EE. UU. ya empezó a dar señales de recortar tasas, y se espera que en 2024 entre en un ciclo de bajadas. La experiencia histórica indica que, cada vez que la Fed inicia un ciclo de recortes, el índice del dólar suele caer notablemente en los 3 a 5 años siguientes.
En comparación, el BCE ha sido más cauteloso respecto a terminar su ciclo de subidas, manteniendo tasas relativamente altas, lo que en realidad apoya la atracción del euro. Cuando el dólar se debilite, el potencial de apreciación del euro se abre naturalmente.
Variable 2: ¿dónde está el suelo de la economía de la eurozona?
El PMI manufacturero ha caído por debajo de 45, indicando un panorama económico pesimista a corto plazo. Pero esto también puede significar que las expectativas negativas ya están muy descontadas. Mientras no haya una crisis financiera sistémica, la economía de la eurozona probablemente toque fondo en los próximos 12-24 meses, y eso apoyará una recuperación del tipo de cambio en la segunda mitad.
El envejecimiento industrial y los riesgos de normalización geopolítica siguen presentes, pero ya son parte de la “nueva normalidad” europea, y los inversores ya las tienen en cuenta en sus valoraciones.
Variable 3: cisne negro geopolítico
El conflicto Rusia-Ucrania continúa, pero sin agravarse. Se ha convertido en un escenario soportable para el mercado. Si estalla un conflicto de mayor escala, es muy probable que los fondos huyan rápidamente hacia el dólar. Esa es la mayor incertidumbre para la tendencia alcista del euro.
Consejos prácticos para inversores
En los últimos 20 años, la trayectoria del euro ha dibujado una curva que va desde el entusiasmo hasta la desesperación, y luego una recuperación lenta. Este ciclo nos revela varias verdades:
Primero, el euro no morirá, pero requiere paciencia. Cada crisis termina en una recuperación, pero los ciclos pueden durar de 3 a 5 años.
Segundo, los datos económicos son la mejor brújula. La evolución del desempleo, PMI y la inflación suelen anticipar el movimiento del tipo de cambio con 3 a 6 meses de antelación. Seguir estos indicadores es más efectivo que especular con las intenciones del banco central.
Tercero, la fortaleza o debilidad del dólar determina el techo del euro. Cuando la Fed recorta tasas y el dólar se debilita, la apreciación del euro suele ser sistémica, no solo una fluctuación a corto plazo.
En conclusión, en la primera mitad de 2024, el euro todavía enfrentará presiones, pero si la Fed inicia recortes de tasas como se espera y no hay grandes cisnes negros financieros, es muy probable que en la segunda mitad vuelva a una tendencia alcista. En los próximos 5 años, el potencial de ganancias en inversiones en euro supera ampliamente los riesgos, siempre que puedas soportar las fluctuaciones y pruebas a medio plazo.
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¿Podrá el euro recuperarse en los próximos 5 años? Observando la tendencia del tipo de cambio de 2020, 3 grandes oportunidades
Como la segunda mayor moneda de reserva global, el euro ha estado en circulación desde 2002 y ha atravesado tres grandes crisis que han sido capaces de reescribir la historia financiera: la burbuja de las hipotecas subprime en 2008, la posterior crisis de la deuda europea y, en años recientes, la crisis energética. En cada una de ellas, el mercado se ha hecho la misma pregunta: ¿vale todavía la pena invertir en el euro?
En lugar de esperar una respuesta, mejor echemos un vistazo a lo que dice la historia. Analizando el gráfico de la cotización del euro en 20 años y los puntos de inflexión clave en los últimos 10, podemos encontrar pistas de inversión para los próximos 5 años.
Tres momentos emblemáticos en el gráfico de 20 años del euro
Cima de 2008: la burbuja tras 1.6038
En julio de 2008, el euro alcanzó un máximo histórico de 1.6038 frente al dólar, para luego comenzar un largo descenso.
Este pico no fue una prueba de fortaleza, sino una ilusión previa a la crisis. La crisis de las hipotecas subprime en EE. UU. desencadenó una reacción en cadena: evaporación de activos en grandes instituciones financieras, presión sobre el sistema bancario, congelamiento del mercado crediticio. La tormenta en Wall Street, que parecía lejana, se extendió rápidamente a Europa.
Los bancos de la eurozona comenzaron a vender activos para limitar pérdidas, las empresas y consumidores enfrentaron dificultades de financiación, y la economía se desaceleró bruscamente. Para salvar el mercado, el BCE(ECB) se vio obligado a cambiar de subir tasas a bajarlas y a implementar políticas de flexibilización cuantitativa, lo que debilitó directamente la capacidad de compra del euro. Peor aún, la crisis reveló problemas estructurales en Europa: altas deudas en Grecia, Italia, España y otros países, y la etiqueta de las “Cinco Bestias de la Eurozona” generó temor entre los inversores.
El impacto de la crisis en el euro no fue solo una caída temporal en el tipo de cambio, sino una pérdida profunda de confianza.
Rebote de 2017: la oportunidad de recuperación por subvaloración
En enero de 2017, tras casi 9 años de caída continua, el euro tocó fondo en torno a 1.034 y rebotó.
Un mes que parecía tranquilo, en realidad escondía cuatro fuerzas impulsoras:
Mejoría de los datos económicos: la tasa de desempleo en la eurozona había bajado por debajo del 10% a finales de 2016, y el índice de gestores de compras(PMI) en manufactura superó 55, indicando una clara aceleración del sector. Estas señales mostraban que Europa realmente estaba en recuperación.
Cambio político favorable: 2017 fue año de elecciones en Francia y Alemania. El mercado anticipaba que los candidatos moderados pro-europeos ganarían, estabilizando la política de la UE. Además, las negociaciones del Brexit estaban en marcha, con incertidumbre aún por resolver, pero las peores expectativas ya estaban descontadas.
Política estadounidense en incertidumbre: la llegada de Trump generó incertidumbre en las políticas, y los fondos globales dudaron del futuro de EE. UU., desplazando parte del capital hacia activos europeos relativamente seguros.
Razón final — rebote por sobreventa: en comparación con los máximos de 2008, el euro se había depreciado más del 35%. Las expectativas de políticas expansivas se habían asimilado, y tras la caída, una recuperación técnica era inevitable.
En septiembre de 2022: nuevos problemas revelados por un mínimo de 20 años
En septiembre de 2022, el euro tocó 0.9536, el nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008.
La causa de esta caída fue diferente a las anteriores. La guerra entre Rusia y Ucrania estalló, Europa enfrentó una crisis energética, con precios de gas natural disparados, costos industriales en alza y expectativas de recesión que cubrían todo el continente. Al mismo tiempo, la Reserva Federal de EE. UU. subió agresivamente las tasas, alcanzando un índice del dólar en 20 años, ejerciendo una presión absoluta sobre el euro.
Pero también sembró una oportunidad: en julio y septiembre, el BCE subió las tasas consecutivamente, poniendo fin a 8 años de tasas negativas. Con la moderación de los precios energéticos y la disminución del temor a refugios, el euro rebotó desde 0.95.
Los próximos 5 años: ¿podrá el euro recuperar su tendencia alcista?
Para predecir el futuro del euro, hay que vigilar tres variables clave.
Variable 1: ciclo de reducción de tasas de la Reserva Federal
Este es el más importante. A finales de 2023, EE. UU. ya empezó a dar señales de recortar tasas, y se espera que en 2024 entre en un ciclo de bajadas. La experiencia histórica indica que, cada vez que la Fed inicia un ciclo de recortes, el índice del dólar suele caer notablemente en los 3 a 5 años siguientes.
En comparación, el BCE ha sido más cauteloso respecto a terminar su ciclo de subidas, manteniendo tasas relativamente altas, lo que en realidad apoya la atracción del euro. Cuando el dólar se debilite, el potencial de apreciación del euro se abre naturalmente.
Variable 2: ¿dónde está el suelo de la economía de la eurozona?
El PMI manufacturero ha caído por debajo de 45, indicando un panorama económico pesimista a corto plazo. Pero esto también puede significar que las expectativas negativas ya están muy descontadas. Mientras no haya una crisis financiera sistémica, la economía de la eurozona probablemente toque fondo en los próximos 12-24 meses, y eso apoyará una recuperación del tipo de cambio en la segunda mitad.
El envejecimiento industrial y los riesgos de normalización geopolítica siguen presentes, pero ya son parte de la “nueva normalidad” europea, y los inversores ya las tienen en cuenta en sus valoraciones.
Variable 3: cisne negro geopolítico
El conflicto Rusia-Ucrania continúa, pero sin agravarse. Se ha convertido en un escenario soportable para el mercado. Si estalla un conflicto de mayor escala, es muy probable que los fondos huyan rápidamente hacia el dólar. Esa es la mayor incertidumbre para la tendencia alcista del euro.
Consejos prácticos para inversores
En los últimos 20 años, la trayectoria del euro ha dibujado una curva que va desde el entusiasmo hasta la desesperación, y luego una recuperación lenta. Este ciclo nos revela varias verdades:
Primero, el euro no morirá, pero requiere paciencia. Cada crisis termina en una recuperación, pero los ciclos pueden durar de 3 a 5 años.
Segundo, los datos económicos son la mejor brújula. La evolución del desempleo, PMI y la inflación suelen anticipar el movimiento del tipo de cambio con 3 a 6 meses de antelación. Seguir estos indicadores es más efectivo que especular con las intenciones del banco central.
Tercero, la fortaleza o debilidad del dólar determina el techo del euro. Cuando la Fed recorta tasas y el dólar se debilita, la apreciación del euro suele ser sistémica, no solo una fluctuación a corto plazo.
En conclusión, en la primera mitad de 2024, el euro todavía enfrentará presiones, pero si la Fed inicia recortes de tasas como se espera y no hay grandes cisnes negros financieros, es muy probable que en la segunda mitad vuelva a una tendencia alcista. En los próximos 5 años, el potencial de ganancias en inversiones en euro supera ampliamente los riesgos, siempre que puedas soportar las fluctuaciones y pruebas a medio plazo.